La Asamblea General designó a Mariana Mota para la INDDHH.

Compartimos las palabras de la Senadora Constanza Moreira en la Asamblea General que designó a Mariana Mota para integrar el Consejo de la INDDHH.

Con mucho orgullo y con mucha convicción he votado ‑al igual que muchos, una amplia mayoría‑ a Mariana Mota para integrar la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo.

         La doctora Mota deberá ser juzgada por una larga, larguísima historia, no por un acto puntual, ni por dos, ni por tres. Tiene veintiséis años de jueza ‑de Paz, en lo Penal‑; cincuenta causas, al menos, sobre violaciones a los derechos humanos en el pasado reciente e integró por cinco años el Directorio de la Institución Nacional de Derechos Humanos.

         Ese es el largo, extenso currículum que la cualifica, siguiendo la ley de creación de la Institución Nacional de Derechos Humanos, para ocupar hoy ese lugar. No es una preferencia política del momento; no es que haya integrado una lista político‑partidaria; ¡nada de eso! Son años, décadas, una vida entera dedicada a los temas de los derechos humanos que no dan ni dinero ni prestigio ni poder en este país.

         Además, como ya lo dijo el diputado Zavala, quiero decir que hoy estamos ocupando la vacancia de Wilder Tayler, que tenía entre sus principales objetivos la búsqueda de los restos, y es mucho lo que se ha hecho desde que a la Institución Nacional de Derechos Humanos le fuera conferida esta atribución. Mariana Mota tiene una experiencia poderosa en estos temas, que lamentablemente en el Uruguay siguen siendo de pocos y pocas.

         Mariana Mota fue respaldada por veintitrés organizaciones; veintitrés organizaciones entre las que se encuentran no solamente Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos ‑todos sabemos que ha sido la lucha de estas organizaciones la que ha permitido acceder a algo de la poca verdad que hoy conocemos‑, sino también el Serpaj, el PIT‑CNT, la Asociación Nacional de ONG, por mencionar solo algunas.

         Destacamos su conocimiento, su integridad, su compromiso sostenido con estas causas, su independencia ‑sí, su independencia; justamente su independencia de criterios‑, su precisión profesional y su formación. No quiero abundar, porque ya lo dije: tiene tres posgrados en derechos humanos, y cuando votamos estas cosas no votamos influencia y poder, sino una carrera, un perfil, la trayectoria de una persona.

         Señora presidenta, finalmente, quiero agradecer que hemos puesto, por lo menos, un mojón en esta primera etapa de solución a las vacancias que se están produciendo en la Institución Nacional de Derechos Humanos, que son apenas parte de sus problemas. La Institución Nacional de Derechos Humanos hoy tiene enormes problemas, y todos quienes integramos la Comisión lo sabemos. Hoy, al menos, estamos resolviendo uno de esos múltiples problemas con una mayoría nítida, así que solo tengo para decir: «Gracias».

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