El triunfo de los comunes

Este aniversario del Frente Amplio nos encuentra en un punto de partida muy distinto al de los últimos 5 años: el FA es nuevamente gobierno. Y lo es porque en los años de la oposición supo escuchar, movilizarse y reinventarse. Desde la heroica resistencia a la LUC, pasando por «El FA escucha» hasta una campaña intensa y sostenida en cada lugar del país, nuestra fuerza política ha confirmado su lugar de privilegio en el sistema político uruguayo.


Este 5 de febrero no recuerda sin embargo apenas la constitución «formal» del Frente Amplio, sino la gesta que fue construyendo unidad entre todas las izquierdas, y aquéllas disidencias progresistas
del viejo sistema de compromiso entre partidos que había gobernado la mayor parte del siglo XX. De allá
hasta acá ha pasado más de medio siglo. El FA ha sido gobierno y oposición, ha sido movimiento y coalición, y ha sido un faro de las izquierdas resilientes en una región que supo tenerlas como protagonistas. Hoy, enfrentamos una retomada del impulso de las derechas más reaccionarias. Desde el triunfo de Trump al gobierno de Milei, asistimos al revival de unas derechas que parecen dispuestas a cuestionar los más básicos de los derechos humanos: desde los derechos laborales hasta los derechos sexuales y reproductivos.


Estar a la altura de estos desafíos supone generar las condiciones para un cumplimiento cabal de un programa construido por miles de frenteamplistas a lo largo y a lo ancho del país. No son fáciles las circunstancias por las que atraviesa el país en esta transición: desde la pérdida de fuentes laborales hasta la crisis que atraviesa el sector salud y especialmente el mutualismo, desde la persistente y
creciente pobreza infantil hasta el incremento de la población carcelaria pasando por el aumento de los
homicidios y de la violencia; todo nos habla de un agravamiento de las condiciones de vida de un
conjunto importante de la población uruguaya. Habrá que dar respuesta a todo esto en un contexto de endeudamiento creciente y de cierre de empresas, de debilitamiento de las empresas públicas, y de “negocios” ruinosos varios que han dejado un tendal de compromisos económicos. Y hacerlo en clave de
participación popular, usando las herramientas del dialogo para repensar la educación y la seguridad
social, el empleo y el futuro del trabajo, y la sostenibilidad ambiental del desarrollo productivo. Para ellos será imprescindible la construcción de mayorías parlamentarias que sepan poner la mira en el bien común y el futuro posible.


La victoria del Frente Amplio deja un respaldo y una confianza a honrar en los días que siguen.
Es y siempre será una victoria de los comunes, de la gente de a pie, de hombres y mujeres que se ganan
la vida trabajando y a pulmón, de los que creen en la política y en la libertad de los países de gobernar
sus destinos, de lxs que defienden sus derechos todos los días. Esta victoria no es solo del Frente
Amplio: une sus raíces en ese proyecto progresista y popular que caracterizó al impulso del Uruguay
frente al freno conservador. A todos y todas las militantes y a todas y todos que lo hicieron posible con su voto y su confianza, salud. Al gobierno de los comunes, salud.

Constanza Moreira.

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